miércoles, 3 de noviembre de 2004

Bush, el valor del miedo

Muy malos malos tiempos vienen para el mundo con la reelección del presidente estadounidense George W. Bush, fueron más o menos las palabras del escritor mexicano Carlos Fuentes, quien durante mucho tiempo se ha dedicado a temas diplomáticos e históricos.



No es necesario analizar profundamente los hechos para concluir lo que atinadamente dice el autor de El Espejo Enterrado.

George W. Bush es un hombre mesiánico que ha sentido que dios le ordena las cosas, que a costa del dinero es capaz de sacrificar gente propia y ajena, que con el recurso del miedo, el poder y los grandes capitales ha hecho creer a los estadounidenses que son dueños del mundo, los encargados de la seguridad del planeta y los únicos que pueden apreciar la libertad.

Con su triunfo, mínimo y con un proceso electoral increíblemente atrasado que no hace contar el voto ciudadano, George W. Bush considerará que tiene la autorización para continuar aprovechando el poder militar de su país para maniobrar a diestra y siniestra por todo el orbe.



En una contradicción, millones de estadounidenses le dieron valor al miedo, y por temor, ante las promesas de seguridad, votaron por Bush.

El miedo les impidió ver los cientos de muertos propios y los miles extraños.

La ultraderecha estadounidense se fortalece en una sociedad de doble moral, que reza todos los sábados pero que puede jactarse de ser el país con mayor responsabilidad sobre las muertes generadas en las guerras de los últimos 50 años.

Los estadounidenses que votaron por su presidente pueden decir que son libres y ante su temor ir sobre los países que no piensen igual, sea Afganistán, Irak, Irán, Somalia, Etiopía, Palestina, Norcorea, Cuba, qué más da quién sea el responsable. La política estadounidense, la de Bush es clara, es dios, si no estás conmigo estás contra mi.



Los grandes potentados, los hombres de los enormes recursos se pueden jactar de seguir apoyando la pobreza con algunas miserias mientras inviertes billones en la fabricación de armamento.

Son muy muy malas noticias para el mundo, que ante el poder militar y económica tengan que dar un paso menos por no molestar, no pueden ser un Panamá, un Grenada, un Chile, un Filipinas.

Bush habla de fundamentalistas y los principales fundamentalistas fueron él, su familia. Bush habla de terrorismo y él es el principal terrorista. Bush habla de defender la libertad invadiendo otros países.

Los estadounidenses votaron por el hombre cuya familia hizo negocios con los responsables de los ataques el 11 de septiembre del 2001. Los estadounidenses que votaron por Bush pueden sentirse seguros viviendo al margen de la seguridad que les impone su gobierno ofreciéndoles permanentemente una alerta amarilla. Los estadounidenses que simpatizaron con los republicanos pueden sonreir y festejar mientras sus hijos en edad militar corren el riesgo de morir en otras naciones.

Con Bush festejan Tony Blair y Ariel Sharon, los accionistas de las grandes empresas militares y de teconogía bélica que mañana subirán en la bolsa, entre ellas Halliburton que creció al margen del poder de los republicanos.

Malos tiempos, bien lo dijo Fuentes, muy malos tiempos se avecinan al ver al ogro mundial rejuvenecido, gobernando un país dividido y con una legitimidad como mandatario por los suelos.

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