El Partido Revolucionario Institucional está celebrando un aniversario más, 80... y se jactan de existir.
Pero, por conveniencia y falta de autocrítica olvidan que por setenta años, establecieron las bases para crear un estado débil, con una Constitución a modo, bajo un régimen totalitario que dejó en pañales permanentes a las organizaciones sociales y que manipularon la historia para hacer creer que realmente han hecho algo por el país.
La ambición de poder y la obstaculización de nuevas propuestas ocasionaron que el país viviera en el retraso esos 70 años.
Por décadas, el PRI y enarbolando la bandera de la guerra de la Revolución Mexicana se adueñó de las organizaciones sociales. Se inventó el voto corporativo y regaló puestos y dinero a líderes de todos los sectores para mantener el control en deterioro de las condiciones de vida de la población, además de inventarse un nombre por completo contradictorio (Revolucionario e Institucional)
Así, tuvo el control de campesinos, trabajadores, empleados de gobierno, medios de comunicación y empresarios a través de centrales, llámense CNC, CTM, CROC, CNOP, Canaco, Canacintra, Coparmex... todo, absolutamente todo hombre productivo caía en las manos de una central para convertirse en afiliado del PRI, vía sindicato o cámara. Era un "pulpo chupeteador", como diría Jesús Martínez "Palillo".
De este modo se inventaron una Constitución a modo, principalmente para gobernantes. Con el voto corporativo, el PRI se volvió la agencia de colocaciones más grande del mundo y el esquema de beneficiar a líderes los transformaba en todopoderosos.
Cómo extrañan los priistas las décadas de los 50, los 60, los 70, los 80... sin voces contrarias, con un absoluto control del Congreso. Con un vergonzoso "carro completo" y más, llegando a hablar de democracia haciendo elecciones presidenciales sin contrincantes. Cómo olvidar la compra de votos, el mapachismo, el robo de urnas, en síntesis, los fraudes electorales (que nadie iba a comprobar, por supuesto, si todo tenía un control e investigarlo implicaba morir en el intento).
La vida del país se volvió entonces de palancazos, de amiguismos, de nepotismo. El gobierno, secuestrado, llevó al Estado a una situación de empantanamiento y el país se fue a la pobreza extrema, consiguiendo sí, que sólo un grupo de personas tuviera beneficios económicos con una mayoría, más del 60% de la población, en la pobreza extrema.
Qué tiempos de vergüenza del priismo. Lleva a los "bien portados" a un liderazgo sindical, y de ahí a una regiduría, a una sindicatura, a una delegación partidista, a una secretaría de partido, a una alcaldía, a una secretaría estatal de partido, a una dipulación local, a una diputación federal, a una gubernatura, a una senaduría... y así, ad infinitum para viajar entre puestos públicos.
De forma tal, la vida pública del país se volvió un modo permanente de actuar... entrando al erario, todo quedaba solucionado para los priistas en particular. Nada de justicia, eso sí, leyes para todos los leales.
Y cómo les gusta usar el dinero de las arcas oficiales para promover su imagen, para subir escaños (transparencia, sí... ajá... ). Historias sobran de priistas que usaron su imagen multiplicada para saltar al siguiente puesto y millones y millones de pesos se distribuyen en tiempos electorales para comprar conciencias, lealtades.
Así, por ejemplo, se inventaron reglamentos para las televisoras y estaciones de radio y de esta forma, las concesiones para manejo de onda eran gratuitas para un grupo, así el control fue total. ¿Cómo podía una cadena radial o la televisora cuestionar periodísticamente al gobierno que les regalaba la forma de ganar dinero?
Y luego enaltecer la historia, como si se les tuviera que agradecer. Es aún vergonzoso ver escuelas y calles con nombres de personajes de desconocidos que hicieron labor partidista, pero no para la población. Aun es común hallar nombres como Fidel Velázques, José López Portillo, Carlos Hank identificando inmuebles. Grandes placas hablando del gobernante en turno que inauguró tal o cual edificio.
Así crecieron varias generaciones honrando a héroes de cartón.
Y hoy, los priistas celebran el nuevo tiempo con los mismos personajes que trabajaron para el PRI en la década de los 80s y 90s.
Muchos esfuerzos hizo un grupo de personas en esas dos décadas para conseguir una nueva visión entre la población, mismos que incitaron al cambio de gobierno en el año 2000, cuando la buena publicidad dio el triunfo al PAN, recurso del cual se valieron para echar lodo a sus contrincantes y llegar a la presidencia en el 2006. Pequeños herederos del PRI.
Hoy, ni las mejores ofertas políticas se salvan de ese tufo de rancio priismo. Todos los partidos intentan sobrevivir con esas condiciones establecidas por el tricolor, no hay PRD, Convergencia, PT o PAN que no tenga ese desagradable aroma del PRI.
Quizás por eso festejan los priistas.
La historia del PRI según los priistas
miércoles, 4 de marzo de 2009
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