martes, 20 de junio de 2023

La fallida guerra sucia

En 2006, el Partido Acción Nacional tuvo una “brillante” idea propagandística, promover el odio en una campaña para atacar una opción electoral.

Bajo contrato, el español Antonio Sola acomodó las piezas y bajo una frase lapidaria, Felipe Calderón se lanzó con el escudo templario de “López Obrador es un peligro para México”.

Así, los panistas hicieron una miserable campaña que equivalía a abrir una represa llena de miedo y quiso inundar a México con odio.

La campaña de odio del 2006.


Era tan deplorable como el chismoso de la calle, equivalía a darle voz a quien dice “el vecino es un hombre peligroso que nos puede hacer daño en toda la cuadra”.

Ninguna autoridad frenó el lodazal que no era ni legal ni moral.

Lo curioso del caso, es que con el tiempo, la fachada ha caído, el actual Presidente sobrevivió a dicha guerra y los creadores de aquella guerra, no sólo se arrepintieron, sino que además uno de ellos, el entonces líder del PAN Manuel Espino se puso de lado de Andrés Manuel López Obrador.

Hoy, todas las encuestas arrojan que el Ejecutivo tiene en promedio 60% de la aprobación y el movimiento de López Obrador, la llamada Cuarta Transformación o 4T, ha obtenido 23 gubernaturas de 32 que se han realizado desde 2018. Es decir, 71.8% de los comicios, sin contar elecciones de Congresos (que en el caso federal también Morena es mayoría), Congresos locales y municipios.

Las consecuencias de la propaganda.


Qué significa esto, que la guerra sucia fracasó, aunque detuvo un proyecto que hoy tiene una fuerza pocas veces vista en sistemas de gobierno a nivel mundial e inédito en México.

Y qué se proyecta, creo, que por un lado se acentuará el fracaso de la oposición, es decir, seguirá siendo inocua al proyecto de AMLO y por otro lado quizás reste fuerza a los candidatos patrocinados por el PAN, PRI, PRD de la mano de un empresariado encabezado por Claudio X. González.

Las agresiones contra la 4T no es un golpeteo, por el contrario, están siendo pilares que fortalecen al proyecto en dos sentidos. Por un lado, los simpatizantes, al sentirse agredidos por la oposición, ridiculizan su defensa y por otro lado, los simpatizantes de esas agresiones, gradualmente se aburren y abandonan la guerra, incluso, al ver victimizados a los aliados de AMLO, quizás se pasen al bando contrario por simple solidaridad con el débil o mártir.

Hay algunos indicios de que la guerra baje de intensidad, al menos de forma directa, pero la pasan a los más radicales de las redes sociales o comunicadores de renombre que han sido facturadores a sueldo como Carlos Alazraki, Ricardo Alemán, Beatriz Pagés o Pedro Ferriz de Con.

Los promotores de la guerra sucia.

El mejor ejemplo es la elección del Estado de México, en la que la candidata de la alianza prianrredista Alejandra del Moral bajó el nivel de agresiones contra su opositor Delfina Gómez, pero la terrible guerra sucia que incluía mentiras, fakenews, memes y calumnias quedó en manos de esos comunicadores y el libre uso de las redes sociales.

Quizás el 2024 así se comporte en materia de campañas electorales, pero la oposición buscará por todos lados, o bajar a los candidatos de la 4T o subir un poco, en la marcada tendencia que tiene el proyecto morenista en la simpatía de la población.

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