Por años compré la revista Proceso para leerla, como digo "como se debe", siempre dejando lo mejor para lo último. Y por años, lo último de la edición, era una tira cómica que pese a ser un poco oscura, tenía un humor descaradamente lúgubre que siempre giraba alrededor de una tragedia, la violencia o la muerte: "Boogie el aceitoso".
Pero, por qué Boogie debería estar triste, porque su creador, Roberto Fontanarrosa murió, y Cargamento también se entristece con ello.
No hay peor cosa que la muerte de un humorista (bueno, sí hay algo peor, morirse 'uno mismo' siendo humorista), por malo que sea, si me tocara un poco de ese poder "divino" que dicen que existe, la sola intención de hacer reír basta para ganarse el cielo, y con ello, ya Fontanarrosa estaría en el cielo utópico de Cargamento.
¿Cuántas veces habré olvidado "lo malo" riendo o reflexionando un chiste de Fontanarrosa?
¿Cuántas veces le di la razón a Boogie por un manotazo o un balazo?
¿Cuánto lamenté, que en tiempos "antes de web", Proceso dejara de publicar a Boogie?
El día que descubrí el libro "Fontanarrosa y los médicos", fue imposible no comprarlo, fue imposible no doblarme de la risa por impactos humorísticos como aquel del rechazo del corazón... como el del médico extranjero.
Cuántas veces seguiré riendo con las gracejadas de Les Luthiers, a quienes Fontanarrosa apoyaba con su humor. Apoya.
Es otro héroe que se va, diría mi amigo Alex, "se te están muriendo los héroes" me lo advirtió un día. Y tiene razón.
Boogie tendrá que meter las manos a su gabardina y hacer a un lado su arma para lamentar por unos minutos la muerte del "Negro" Fontanarrosa, y después desaparecer para siempre.
jueves, 19 de julio de 2007
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