La guerra de baja intensidad que aplicaron los presidentes Ernesto Zedillo y Vicente Fox lo mermaron, la indiferencia de los medios de penetración masiva lo ocultaron, los partidos que guardan sus intereses grupales lo olvidaron y hasta la clase intelectual se dio unas largas vacaciones para dejar en segundo plano al movimiento zapatista y a su líder el Subcomandante Marcos.
No por ello, el que fuera considerado héroe por muchos, mantiene un mensaje que apenas varía de aquel lanzado el 1 de enero de 1994 desde Chiapas.
Pero está desgastado.
Alejado e imposibilitado ahora para dar un golpe tan fuerte como fue la toma de cinco cabeceras municipales, incluida la ex capital chiapaneca, San Cristóbal, para atraer con comunicados reveladores, inquietantes e irónicos, a Marcos no le queda más que unirse a la corriente que usa el enemigo, hacer uso de un medio de comunicación masivo del tamaño del noticiario matutino del canal 2 de Televisa.
Cuestionado por el gobierno, particularmente la ultraderecha, por la intrascendencia del uso de su pasamontañas (ahora les preocupa un rostro cuando miles de personas mueren anónimas, y algunos perecen sin siquiera conseguir una identificación), la imagen de Marcos está disminuida. Con el argumento falso de la "violencia", la derecha usa la arrogancia instalada en trajes Armani para soslayar lo que en realidad representa la figura del Sub, que tras de sí, no se puede evitar pensar en cientos de miles de indígenas que diariamente enfrentan una pobreza extrema que los deja a merced de cualquier promesa proselitista.
(Hay quienes argumentan se oculta por "estar fuera de la ley", y quienes lo dicen usan la ley flagrantemente para violarla una vez tras otra y rechazan nuevas leyes que se acercan más a la justicia que no conviene a los políticos)
Marcos apenas toma un poco de vuelo con esta reaparición. Pero mantiene estable esa visión del político tradicional que le permite sostener y concluir que ninguna de las tres propuestas tradicionales de gobierno sirven. Ni al PAN, ni al PRI le han interesado, ni convenido, que el amplio sector de la pobreza no sólo salga de ella, sino que piensa, analice y tome decisiones sobre las reales intenciones de sus agrupaciones, y el PRD ha aprendido muy bien las actitudes convenencieras y olvidado poco a poco las verdaderas razones de una izquierda responsable, comprometida y útil. Por el contrario, con las pocas cabezas que tuvo el perredismo, prefierió jugar al caudillo olvidándose de la tropa que socavó cuanto recurso encontró y que hoy se refugian en puestos con fuero, direcciones y demás, y trabajan cómodamente desde una oficina climatizada y seguramente también enfundados en trajes de Armani. (La oficina climatizada y Armani, no son el problema, el problema es saber que estos funcionarios encontraron su zona de confort y olvidaron los compromisos)
Para Marcos resultaría muy fácil mandar a volar el pasamontañas, cambiar la pipa por unos cigarros Montana y cambiar el raído traje militar por la mezclilla y el algodón, pero no, los hombres con casta de héroes no hacen eso, aun los embozados, porque cuando la causa sale de lo personal y se habla por un grupo, el nombre es lo de menos.
miércoles, 10 de mayo de 2006
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