No hay metodología, no hay comprobación de repetición de llamadas y en su mayoría, deben ser televidentes capitalinos de clase media baja quienes llaman para dejar su voto en el llamado Calambre del Cristal con que se mira de Víctor Trujillo.
El caso es que, de alguna forma, es revelador un dato que contrasta evidentemente con las preferencias que presume un sector de la prensa.
Ahí queda la imagen para quienes gusten analizarlas:
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