La prensa, en su mayoría, vive muchas crisis.
Se puede pensar que una de ellas es la inseguridad, y se da por hecho, el crimen organizado tiene amedrentada a la prensa tanto que la autocensura es un acto doloroso para sobrevivir. La crisis económica y más.
Otra más está en la ambición por informar para ganar dinero, esa es una de las crisis más dolorosa que sufre la prensa.
Con el fin de tener recursos, pequeños informadores están optando por cubrir los eventos oficiales o de gobierno, nada nuevo. Están abriendo espacios para que los gobernantes digan y promuevan, como lo desean, sus actividades, sin mediar ningún cuestionamiento, ninguna pregunta, ningún análisis, en una permanente campaña electoral. (Sin duda la prensa establecida lo hace, pero comercialmente puede prescindir de la información oficial)
Pocos medios, muchísimos "reporteros" Esta crisis ha desatado a los "ciberpasquineros", que no son otra cosa más que personas que han visto, gracias a los gobiernos, que es fácil ganar dinero sirviendo como espacio de publirrelacionista inconcluso (y también son radiopasquineros y pasquineros, es decir, publicaciones o emisiones amateurs que tienen como fin parecer noticiarios pero que en realidad son espacios de publicidad oficial).
Abundan en los estados. Algunos se disfrazan de agencias, otros se hacen llamar "sitios web" y otros... son blogs gratuitos donde en lugar de posts de opinión se pone la foto oficial o el boletín de gobierno, respaldado con algún banner con link a los sitios oficiales de gobierno.
Comportamiento habitual de un pasquinero "mire señor funcionario, ya publicamos la nota" Ganar dinero no es vergonzoso, de esta manera se cuestiona y lo peor, es que el gobierno, de los tres niveles, lo consiente y lo promueve. Vale recordar esa
escena de la película Calzonzin Inspector basada en
Los Supermachos de Rius, en la que el presidente municipal don Perpetuo (Pancho Córdova) presenta a Calzonzin (Alfonso Arau) a Crisóstomo, el periodista del pueblo (Héctor Ortega) y Arau dice: "ah caray, nomás que no traigo dinero".
"Ah caray, nomás que no traigo dinero" Degradante, pero en una realidad triste y constante que fluye por los pasillos de palacios municipales y de gobiernos estatales que sin dudarlo pagan publicidad oficial y extraoficial con el fin de ser respetados, no tocados por un artículo que irá en su contra, lleno de calificativos y faltas de ortografía.
Estos sitios muestran el cobre, igual que en los pasquines y noticiarios, permiten filtrar información de quien más compra publicidad, si se benefician por ejemplo del priismo dejan fluir las declaraciones contra panistas o perredistas, si se benefician del panismo, se cuelan las frases antipriistas o antiperredistas, y que son abiertamente sitios con una intensa declaracionitis.
Entonces veremos que en eventos oficiales en una ciudad, pese a que sólo existan dos diarios de circulación periódica y dos o tres noticiarios radiales y uno televisivo, veremos a enormes agrupaciones de reporteros (al menos eso lo parecen con grabadora y cámara en mano).
¿De dónde salen?.... de blogs, de sitios que aparecen repentinamente porque es muy fácil abrir una página de internet, de "agencias" y por supuesto, de "orejas" (informantes) que sirven a funcionarios e instituciones gubernamentales. (Y por supuesto de pequeñísimas ediciones de poca circulación, casi nula, que va desde diarios ocasionales hasta hojitas de papel bond sacadas en fotocopiadoras y que se difunden, incluso sobre suscripción en oficinas de ediles, diputados locales y federales, uno que otro senador, gobernadores y burócratas en general)
Y más, repentinamente, de esos pequeños grupos de personas surgen pomposas agrupaciones de "periodistas". Así tenemos asociaciones, sociedades, organización, redes y otros motes que ponen a los grupos de presuntos periodistas y que conforman un tipo de poder que consigue muchos, una gran, infinidad de favores de gobierno.
Y quién cree o ve esos sitios... nadie a quien interese socialmente esa información, pero sí a una minoría política que muestra en su enorme temor a la letra impresa (la que sea) su verdadero tamaño.
El político que se promueve necesita que sus congéneres lean sus actividades y sobretodo, los encargados de hacer síntesis para gobernantes. De este modo, es preciso pagar a esos periodistas para que promuevan sus campañas, perdón, sus actividades a través de boletines íntegros, con todos los elogios que se puedan. ¿Quiénes los cuestionarán? Nadie, porque tampoco nadie los lee.
En esta desviación de funciones, la complicidad es única entre funcionarios y esos pasquineros. No hay tablas de salvación para la ética ¿y el dinero?, ¡ah buena pregunta!, ese saldrá de las arcas municipales o estatales de cualquier entidad, es decir, dinero del pueblo. Eso sí, las facturas sí existen apareciendo esto como un acto legal de compra venta de publicidad, aunque los pasquineros le llamen noticias.
Interesante artículo sobre pasquineros