Parecen destellos de imágenes que conocemos, al menos los de una generación...
Crisis económica y guerra fría...
Los sustos económicos siempre han estado en México, un país donde los gobernantes prefieren sus beneficios que ver por la población... cuando la República parece que tiene todo para despegar, los empresarios en alianza con los políticos nos hacen regalos como el rescate bancario o el rescate carretero, y ahora, hasta los alcaldes pagan a los extorsionadores dinero el pueblo para tener una vida tranquila, fomentando una mayor delincuencia y evidentemente cometiendo un fraude a las arcas públicas.
En los ochentas, fue común ver a las familias materialmente empeñar todo tipo de patrimonio ante una galopante escalada de precios. En las tiendas era común recibir dulces en lugar de efectivo, era eso o irse sin el cambio.
Hoy, las alertas, de aquellos que creían que el neoliberalismo y las leyes del mercado capitalista lo pueden todo, nos dicen "ay, creo que estamos en la peor crisis económica que hayamos conocido".
Ahora, que la crisis está desatada, quiero ver los aplausos de esas áreas de noticias financieras que elogiaban las medidas que dejaron a miles de mexicanos en la ruina. Quiero escuchar a personajes como David Páramo, a personajes como Erick Guerrero, justificando ahora, cuando hace unos días seguían aplaudiendo o daban voces de confianza al amable teleauditorio porque las medidas oficialistas, particularmente en asuntos de siempre rescatar a los empresarios, eran las correctas. (Por cierto, esta clase de informadores, creo que tienen muy bien medido al factor económico para sus bolsillos, sin duda, siempre van por el lado conveniente)
Y se jactan de seguir negando las voces críticas a planes gubernamentales que dejan al país aún más abajo de donde está.
Crisis, crisis, crisis... no se preocupen señores gobernantes, la población de este país siempre ha salido de broncas como estas, ya está acostumbrada. Donde sí se mueren de miedo, es en Estados Unidos, a grado que el candidato republicano John McCain ya se quiere olvidar de todo empezando por no acudir al debate con su competidor demócrata Barack Obama (eso sí, lanzando alaridos ante la crisis atribuida a los gobernantes de su partido).
En 1986, luego de un la tensión EU-Libia (no fue un pleito por límites fronterizos, créanlo), el transbordador espacial Challenger explotó al iniciar su despegue, aun dentro de la atmósfera terrestre. Cada evento internacional ocurrido en ese tiempo tenia una fuerte carga nuclear.
Qué pudo haber pasado esa ocasión, pensó en un temeroso análisis el joven Cargamento. "Pues los libios le pusieron una bomba a la nave gringa". Como fuera, Washington bombardeó Trípoli y la hermandan musulmana sólo hizo corajes..
El temor era tanto en aquel momento, que no había invasión o movimiento militar en el mundo que se cargara de los polos americanos o soviéticos.
Viendo la información sobre la llegada de una flota rusa a las aguas del Caribe, incluído el crucero nuclear lanzamisiles “Pedro el Grande” con la intención de apoyar actividades militares de Venezuela, esos viejos recuerdos regresan.
Qué tiempos... antes, la actividad de apoyo de los países estadounidense a Irak y soviéticos a Irán ponían a temblar a más de uno, ante esa imagen de un dedo oprimiendo el botón de lanzamiento.
Fueron los tiempos de The Day After... los sustos de los malditos gringos y los soviéticos idiotas, los tiempos idos de esas amenazas que se apellidaban Carter, Reagan, Breznev, Andropov, Chernenko...
Cuando la información vertida por el diario Pravda, y divulgada por agencias, se volvía de suma importancia para los temores juveniles de este, su globbero de confianza.
Hoy los tiempos regresan... un toque de nostalgia nunca está de más...
jueves, 25 de septiembre de 2008
martes, 16 de septiembre de 2008
Tijuana
Tijuana es una ciudad con un carisma enorme, es diversa y dispersa, es una ciudad que no soporta en su estructura la cantidad de aportaciones culturales que llegan a la llamada última frontera, se adivina que como todos los puntos del país, está llena de odio, llena de amores...
Es una ciudad de la cual es fácil enamorarse y es fácil huir de ella.
De Otay a Playas, del Centro a Rosarito, de la salida a Tecate a la espectacular Escénica, la ciudad muestra segundo a segundo su temperamento, tanto el de su gente como en la calidez del territorio. Pero, no es violenta.
Sin lugar a dudas, los medios marcan a Tijuana de una forma falaz. Y sólo así entendería a una ciudad que, efectivamente debe tener puntos de convulsión, los cuales no vi en un largo paseo por sus calles, carreteras internas y bordes.
Mi mejor recuerdo de Tijuana, además de la compañía personal es la siguiente. En un negocio de tacos, al terminar de comer, Vivi y yo pagamos, caminamos en un mar de mesas de El Mazateño, el menú: deliciosos tacos de camarón enchilado... al salir nos abordó una mesera para recordarme que olvidaba una mochila cargada con un montón de gadgets. Esa es la mejor imagen que tengo de la ciudad. Con espacios llenos de bullicio, cantantes en su interior, gente que se divierte, trabajadora y que al final, sin agandalle, regresa lo que no es suyo.
De esta ciudad bajacaliforniana se han dicho muchas cosas, hay decenas de historias violentas como ocurren en todas las ciudades del país, y yo, lo más violento que vi fue un chofer que gritó "Viva México" en el bulevar Cuauhtémoc, una narcomanta que ondeaba tranquilamente sobre un puente cercano a Playas y un tipo que aceleró como loco un Honda nacionalizado y descapotable al que alcanzamos en el siguiente semáforo.
Recorrí con Vivi lugares que las noticias ligaron con violencia, muertos, decapitados, angustia: el Corredor 2000, el bulevar Insurgentes, la delegación Centenario, la zona del Río, el Hospital General de Tijuana, el camino a Playas. Y en ninguno tuve la sensación de violencia o narcotráfico. Más amedrentado me sentí cercano al casino Caliente de Jorge Hank Rohn.
La única presencia del Ejército que vi fue un discreto Hummer en Playas y una trinchera en el Corredor 2000 rumbo a Tecate, muy cerca de un lugar en lo personal, entrañable. Por el paseo... nada de violencia, no narcos, no decapitados, no balaceras, excepto sí, una nube de humo que parecía un incendio y que terminó siendo un motín en el penal de La Mesa con una suma final de 19 muertos. Pero nunca me enteré hasta ver noticias.
Es una barbaridad enorme, pero parece que lo malo sólo ocurre si se publica. Y con Tijuana ese fue el caso. Increíble, parece que Vicente Fox tuvo razón en ser feliz sin leer periódicos.
En ese fin de semana, la curiosidad editorial me hizo comprar varios diarios, pero no leí ninguno, simplemente los tuve y se vinieron en la maleta El Mexicano, Frontera, la revista Zeta y el San Diego Union Tribune, pero no los leí. Y la percepción es lógica. Ahí no pasó nada, más que lo que vivi.
Tijuana sin embargo se quedó feliz, con sus más de 3 millones de habitantes que viven cotidianamente e intentan hacer una rutina cómoda en un lugar hospitalario, multicultural, divertido, vivo, hoy entrañable. La violencia, lo debo reconocer aun trabajando en medios, la violencia sólo la traían los diarios, los medios.
Es una ciudad de la cual es fácil enamorarse y es fácil huir de ella.
De Otay a Playas, del Centro a Rosarito, de la salida a Tecate a la espectacular Escénica, la ciudad muestra segundo a segundo su temperamento, tanto el de su gente como en la calidez del territorio. Pero, no es violenta.
Sin lugar a dudas, los medios marcan a Tijuana de una forma falaz. Y sólo así entendería a una ciudad que, efectivamente debe tener puntos de convulsión, los cuales no vi en un largo paseo por sus calles, carreteras internas y bordes.
Mi mejor recuerdo de Tijuana, además de la compañía personal es la siguiente. En un negocio de tacos, al terminar de comer, Vivi y yo pagamos, caminamos en un mar de mesas de El Mazateño, el menú: deliciosos tacos de camarón enchilado... al salir nos abordó una mesera para recordarme que olvidaba una mochila cargada con un montón de gadgets. Esa es la mejor imagen que tengo de la ciudad. Con espacios llenos de bullicio, cantantes en su interior, gente que se divierte, trabajadora y que al final, sin agandalle, regresa lo que no es suyo.
De esta ciudad bajacaliforniana se han dicho muchas cosas, hay decenas de historias violentas como ocurren en todas las ciudades del país, y yo, lo más violento que vi fue un chofer que gritó "Viva México" en el bulevar Cuauhtémoc, una narcomanta que ondeaba tranquilamente sobre un puente cercano a Playas y un tipo que aceleró como loco un Honda nacionalizado y descapotable al que alcanzamos en el siguiente semáforo.
Recorrí con Vivi lugares que las noticias ligaron con violencia, muertos, decapitados, angustia: el Corredor 2000, el bulevar Insurgentes, la delegación Centenario, la zona del Río, el Hospital General de Tijuana, el camino a Playas. Y en ninguno tuve la sensación de violencia o narcotráfico. Más amedrentado me sentí cercano al casino Caliente de Jorge Hank Rohn.
La única presencia del Ejército que vi fue un discreto Hummer en Playas y una trinchera en el Corredor 2000 rumbo a Tecate, muy cerca de un lugar en lo personal, entrañable. Por el paseo... nada de violencia, no narcos, no decapitados, no balaceras, excepto sí, una nube de humo que parecía un incendio y que terminó siendo un motín en el penal de La Mesa con una suma final de 19 muertos. Pero nunca me enteré hasta ver noticias.
Es una barbaridad enorme, pero parece que lo malo sólo ocurre si se publica. Y con Tijuana ese fue el caso. Increíble, parece que Vicente Fox tuvo razón en ser feliz sin leer periódicos.
En ese fin de semana, la curiosidad editorial me hizo comprar varios diarios, pero no leí ninguno, simplemente los tuve y se vinieron en la maleta El Mexicano, Frontera, la revista Zeta y el San Diego Union Tribune, pero no los leí. Y la percepción es lógica. Ahí no pasó nada, más que lo que vivi.
Tijuana sin embargo se quedó feliz, con sus más de 3 millones de habitantes que viven cotidianamente e intentan hacer una rutina cómoda en un lugar hospitalario, multicultural, divertido, vivo, hoy entrañable. La violencia, lo debo reconocer aun trabajando en medios, la violencia sólo la traían los diarios, los medios.
jueves, 11 de septiembre de 2008
Apéndice a "Uy, la ultraderecha"
Me encontré esta frase en un foro.
"El PAN es la visión del sueño americano frustrado, grandes egresados de las excelentes universidades, personajes que piden respeto a las instituciones y ellos mismos no lo tienen, en fin personas mentirosas y ávidas de poder ante la complacencia de muchos mexicanos, dos cosas lo prueban, el IPAB y el "rescate carretero", quisieran ser empresarios pero, honestamente, no son mas que títeres de ellos".
Muy a tono con el post anterior.
"El PAN es la visión del sueño americano frustrado, grandes egresados de las excelentes universidades, personajes que piden respeto a las instituciones y ellos mismos no lo tienen, en fin personas mentirosas y ávidas de poder ante la complacencia de muchos mexicanos, dos cosas lo prueban, el IPAB y el "rescate carretero", quisieran ser empresarios pero, honestamente, no son mas que títeres de ellos".
Muy a tono con el post anterior.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Uy la ultraderecha
La presunta intención de hacer oficial, que México apoya a John McCain no extraña a nadie.
La ultraderecha siempre va a apoyar a la ultraderecha (como lo hacen los simpatizantes de izquiera a los de la izquierda).
Lo anterior por la declaración de apoyo que dio el presidente Felipe Calderón al candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos John McCain.
"Sé que el candidato (demócrata Barack) Obama tiene un gran apoyo de la comunidad mexicana y mexicano- americana, y ojalá que la agenda que están planteando en materia migratoria la cumplan esta vez... pero a la vez sé que el señor McCain tiene un mayor conocimiento de la realidad mexicana"
Venir a la Villa de Guadalupe como lo hizo McCain no es conocer la realidad mexicana, es venir a hacer campaña y a dar un gran golpe publicitario para los ingenuos latinos que viven en los Estados Unidos.
Qué se podía esperar.
Calderón es producto de una ala de políticos que apoyan el conservadurismo, lo absoluto y ese amasijo de ideas empastadas que creen en cuestiones morales, religiosas y de apariencia en forma contundente, sin aristas. Resumamos: es gente de derecha.
Es ese conglomerado de personas que creen en el poder como arma para controlar, no para compartir, no para mejorar en masa sino en pequeños grupos. Primero yo, luego yo, después yo.
¿Ven a esos estadounidenses que rechazan a ultranza el aborto sin concesiones, ven a esa población que sin dudarlo aplica la pena de muerte, ven a esos hombres temerosos que van a hacer la guerra a diez mil kilómetros a matar niños porque son potenciales terroristas (Do you remember Reagan and Iran? do you remember George Bush and Irak?, do you remember George W. Bush and Afganistan?), ven a esos que apoyan el uso de las armas en casa pese a matanzas en escuelas, ven a esos que pueden marginar a la población por ser diferentes de color, preferencia sexual o creencia religiosa, ven a esos que pueden concentrar la riqueza en un puñado y dejar en la pobreza a miles... más concentrado, son los que elogian la unión familiar en la cama del amante?... ¿los ven?... esa es la ultraderecha, esos son los republicanos, esos son los panistas... God bless you...
Qué podía esperarse de Calderón. De ser estadounidense, Calderón sería republicano... ni dudarlo...
lunes, 1 de septiembre de 2008
La horrible y gris nostalgia
Qué horribles tiempos aquellos...
Imagine el lector cibernético esta situación:
Se encuentra en casa, sin DVD, sin televisión satelital o cable, sin computadoras y por consecuencia, sin internet, sin videocaseteras, si acaso, con algún audiocaset y algunos discos de acetato para escuchar . Las señales de radio y televisión olvídelas, están acaparadas por discursos inútiles, mentiras simuladas, arranques de aplausos y mucho autoelogio.
Eran los setentas y parte de los ochentas. Eran los primeros de septiembre, cuando el protagonista principal era un hombre, toda la atención política, como el Poder Ejecutivo, recaía en una persona, el Presidente de la República.
Los políticos se volcaban al numerito, pero el informe de Gobierno, no lo veía nadie. Era un acto para el presidente y los priistas en su mayoría.
La población optaba por realizar sus actividades cotidianas, en un día de asueto, con el eco lejano del discurso oficial, pero no lo atendía, dejaba televisiones y radio encendidos por inercia.
La mejor opción de la población era alimentar la tertulia y la agradabilísima práctica de la conversación. Los curiosos al fenómeno de la lisonja y la mentira, como lo era Cargamento, optabamos por ver a ratos ese acto aberrante de elogio a sí mismo (hemos esto, hemos lo otro) y como la dignidad de centenas de hombres y mujeres, que se llamaban representantes populares, se iba escaleras abajo en cada aplauso que emitían al mandatario priista.
Era el día del Presidente, era el Informe de Gobierno, era un asqueroso desfile de personas que a manera de mantener su trabajo, tenían que besarle la mano al hombre en turno.
Eran los días de Díaz Ordaz, de Echeverría, de López Portillo, de De la Madrid, de Salinas... (en ese orden las imágenes) ya a Zedillo le dio vergüenza y Fox y Calderón tienen sus cortes privadas, ambos en el empresariado...
El día empezaba más o menos así para la radio y televisión:
10:00 horas.- Imagen del logotipo de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía.
Transmisión en directo con enlace en todas las estaciones de radio y televisión. Iniciaba la información sobre las actividades de la familia presidencial en Los Pinos. Ahí se entrevistaba al circulo del presidente, a los hijos, a la esposa, a los tíos. Se informaba incluso de detalles como el menú del desayuno presidencial.
11:00.- La transmisión se detenía en directo para pasar cápsulas que quería presumir el gobierno. Las imágenes se repartían entre Los Pinos y la Cámara de Diputados. Casi siempre, transmitida por conductores de las dos televisoras del país, Televisa y Canal 13 o Imevisión. Era el momento de ver al Presidente con la banda tricolor.
11:45.- Se transmitía el paseo del Presidente en el autobús oficial desde Los Pinos a la Cámara de Diputados.
12:00.- Transmisión del discurso en tribuna. Lectura de un resumen del informe intercalado con imágenes sobre los temas que tocaba el Presidente o gráficas, histogramas, estadísticas oficiales.
Durante la transmisión era posible observar aplausos y más aplausos, una centena de interrupción de la mayoría priista.
14:00.- Fin del mensaje presidencial. Salida del Presidente de la Cámara al Palacio Nacional. Se volvía una fiesta para el mandatario. Acarreados arrojaban confeti al mandatario que saludaba en un auto descapotable o un auto militar.
14:15.- Llegada del Presidente a Palacio. Iniciaba el desfile de funcionarios. Cientos hacían una enorme fila para tocar la mano del Mandatario. Secretarios, directores, gobernadores, diputados, senadores y otros burócratas hacían una caravana frente al presidente sonriente. A la vez, la televisión y la radio transmitía entrevistas con un selecto grupo de funcionarios, algún analista afín al mandatario o resúmenes del informe.
16:00.- Fin del programa oficial. La radio y la televisión podían regresar con su programación habitual, así lo informaba la voz del gobierno en turno.
Uf... era horrible. Hoy sólo queda el reporte de los autoelogios, un mensaje presidencial para el honorable rating... y al final por escrito... lo que venga, la glosa, en lo oscurito... los políticos, esos no han cambiado en nada...
Imagine el lector cibernético esta situación:
Se encuentra en casa, sin DVD, sin televisión satelital o cable, sin computadoras y por consecuencia, sin internet, sin videocaseteras, si acaso, con algún audiocaset y algunos discos de acetato para escuchar . Las señales de radio y televisión olvídelas, están acaparadas por discursos inútiles, mentiras simuladas, arranques de aplausos y mucho autoelogio.
Eran los setentas y parte de los ochentas. Eran los primeros de septiembre, cuando el protagonista principal era un hombre, toda la atención política, como el Poder Ejecutivo, recaía en una persona, el Presidente de la República.
Los políticos se volcaban al numerito, pero el informe de Gobierno, no lo veía nadie. Era un acto para el presidente y los priistas en su mayoría.
La población optaba por realizar sus actividades cotidianas, en un día de asueto, con el eco lejano del discurso oficial, pero no lo atendía, dejaba televisiones y radio encendidos por inercia.
La mejor opción de la población era alimentar la tertulia y la agradabilísima práctica de la conversación. Los curiosos al fenómeno de la lisonja y la mentira, como lo era Cargamento, optabamos por ver a ratos ese acto aberrante de elogio a sí mismo (hemos esto, hemos lo otro) y como la dignidad de centenas de hombres y mujeres, que se llamaban representantes populares, se iba escaleras abajo en cada aplauso que emitían al mandatario priista.
Era el día del Presidente, era el Informe de Gobierno, era un asqueroso desfile de personas que a manera de mantener su trabajo, tenían que besarle la mano al hombre en turno.
Eran los días de Díaz Ordaz, de Echeverría, de López Portillo, de De la Madrid, de Salinas... (en ese orden las imágenes) ya a Zedillo le dio vergüenza y Fox y Calderón tienen sus cortes privadas, ambos en el empresariado...
El día empezaba más o menos así para la radio y televisión:
10:00 horas.- Imagen del logotipo de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía.
Transmisión en directo con enlace en todas las estaciones de radio y televisión. Iniciaba la información sobre las actividades de la familia presidencial en Los Pinos. Ahí se entrevistaba al circulo del presidente, a los hijos, a la esposa, a los tíos. Se informaba incluso de detalles como el menú del desayuno presidencial.
11:00.- La transmisión se detenía en directo para pasar cápsulas que quería presumir el gobierno. Las imágenes se repartían entre Los Pinos y la Cámara de Diputados. Casi siempre, transmitida por conductores de las dos televisoras del país, Televisa y Canal 13 o Imevisión. Era el momento de ver al Presidente con la banda tricolor.
11:45.- Se transmitía el paseo del Presidente en el autobús oficial desde Los Pinos a la Cámara de Diputados.
12:00.- Transmisión del discurso en tribuna. Lectura de un resumen del informe intercalado con imágenes sobre los temas que tocaba el Presidente o gráficas, histogramas, estadísticas oficiales.
Durante la transmisión era posible observar aplausos y más aplausos, una centena de interrupción de la mayoría priista.
14:00.- Fin del mensaje presidencial. Salida del Presidente de la Cámara al Palacio Nacional. Se volvía una fiesta para el mandatario. Acarreados arrojaban confeti al mandatario que saludaba en un auto descapotable o un auto militar.
14:15.- Llegada del Presidente a Palacio. Iniciaba el desfile de funcionarios. Cientos hacían una enorme fila para tocar la mano del Mandatario. Secretarios, directores, gobernadores, diputados, senadores y otros burócratas hacían una caravana frente al presidente sonriente. A la vez, la televisión y la radio transmitía entrevistas con un selecto grupo de funcionarios, algún analista afín al mandatario o resúmenes del informe.
16:00.- Fin del programa oficial. La radio y la televisión podían regresar con su programación habitual, así lo informaba la voz del gobierno en turno.
Uf... era horrible. Hoy sólo queda el reporte de los autoelogios, un mensaje presidencial para el honorable rating... y al final por escrito... lo que venga, la glosa, en lo oscurito... los políticos, esos no han cambiado en nada...
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