Qué horribles tiempos aquellos...
Imagine el lector cibernético esta situación:
Se encuentra en casa, sin DVD, sin televisión satelital o cable, sin computadoras y por consecuencia, sin internet, sin videocaseteras, si acaso, con algún audiocaset y algunos discos de acetato para escuchar . Las señales de radio y televisión olvídelas, están acaparadas por discursos inútiles, mentiras simuladas, arranques de aplausos y mucho autoelogio.
Eran los setentas y parte de los ochentas. Eran los primeros de septiembre, cuando el protagonista principal era un hombre, toda la atención política, como el Poder Ejecutivo, recaía en una persona, el Presidente de la República.
Los políticos se volcaban al numerito, pero el informe de Gobierno, no lo veía nadie. Era un acto para el presidente y los priistas en su mayoría.
La población optaba por realizar sus actividades cotidianas, en un día de asueto, con el eco lejano del discurso oficial, pero no lo atendía, dejaba televisiones y radio encendidos por inercia.
La mejor opción de la población era alimentar la tertulia y la agradabilísima práctica de la conversación. Los curiosos al fenómeno de la lisonja y la mentira, como lo era Cargamento, optabamos por ver a ratos ese acto aberrante de elogio a sí mismo (hemos esto, hemos lo otro) y como la dignidad de centenas de hombres y mujeres, que se llamaban representantes populares, se iba escaleras abajo en cada aplauso que emitían al mandatario priista.
Era el día del Presidente, era el Informe de Gobierno, era un asqueroso desfile de personas que a manera de mantener su trabajo, tenían que besarle la mano al hombre en turno.
Eran los días de Díaz Ordaz, de Echeverría, de López Portillo, de De la Madrid, de Salinas... (en ese orden las imágenes) ya a Zedillo le dio vergüenza y Fox y Calderón tienen sus cortes privadas, ambos en el empresariado...
El día empezaba más o menos así para la radio y televisión:
10:00 horas.- Imagen del logotipo de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía.
Transmisión en directo con enlace en todas las estaciones de radio y televisión. Iniciaba la información sobre las actividades de la familia presidencial en Los Pinos. Ahí se entrevistaba al circulo del presidente, a los hijos, a la esposa, a los tíos. Se informaba incluso de detalles como el menú del desayuno presidencial.
11:00.- La transmisión se detenía en directo para pasar cápsulas que quería presumir el gobierno. Las imágenes se repartían entre Los Pinos y la Cámara de Diputados. Casi siempre, transmitida por conductores de las dos televisoras del país, Televisa y Canal 13 o Imevisión. Era el momento de ver al Presidente con la banda tricolor.
11:45.- Se transmitía el paseo del Presidente en el autobús oficial desde Los Pinos a la Cámara de Diputados.
12:00.- Transmisión del discurso en tribuna. Lectura de un resumen del informe intercalado con imágenes sobre los temas que tocaba el Presidente o gráficas, histogramas, estadísticas oficiales.
Durante la transmisión era posible observar aplausos y más aplausos, una centena de interrupción de la mayoría priista.
14:00.- Fin del mensaje presidencial. Salida del Presidente de la Cámara al Palacio Nacional. Se volvía una fiesta para el mandatario. Acarreados arrojaban confeti al mandatario que saludaba en un auto descapotable o un auto militar.
14:15.- Llegada del Presidente a Palacio. Iniciaba el desfile de funcionarios. Cientos hacían una enorme fila para tocar la mano del Mandatario. Secretarios, directores, gobernadores, diputados, senadores y otros burócratas hacían una caravana frente al presidente sonriente. A la vez, la televisión y la radio transmitía entrevistas con un selecto grupo de funcionarios, algún analista afín al mandatario o resúmenes del informe.
16:00.- Fin del programa oficial. La radio y la televisión podían regresar con su programación habitual, así lo informaba la voz del gobierno en turno.
Uf... era horrible. Hoy sólo queda el reporte de los autoelogios, un mensaje presidencial para el honorable rating... y al final por escrito... lo que venga, la glosa, en lo oscurito... los políticos, esos no han cambiado en nada...
lunes, 1 de septiembre de 2008
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