En términos bíblicos, el PRI es del Génesis al Apocalípsis, simple corrupción, fue, es y será corrupto, y tomemos ese "será" en un futuro de no más de dos años.
Vi con interés y curiosidad el documental dirigido por Denise Maerker titulado “Crónica de un fin”, trabajo periodístico realizado con bastante tibieza a propósito de la futura e inevitable extinción del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En síntesis, el documental es generoso en imágenes, pero abundante en omisiones.
Parece que la intención era liberar de los pecados al PRI mientras se analizaba lo más inútil del fondo, es decir, se teorizó mucho, pero dejaron fuera la principal esencia, la corrupción del Instituto. Aunque muchos priistas han querido reforzar la versión que fueron personas las corruptas y que todo se centró en un pleito entre políticos de cepa contra tecnócratas, no, la causa del fin del partido es la corrupción institucional que se agudizó después de los 70s.
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Priístas siempre. |
El ángulo del documental se enfocó en la autodestrucción política del PRI, pero no, no el instituto y sus dirigentes no decidieron el final de la agrupación, lo decidieron los ciudadanos cuando finalmente pudieron votar libremente. Lo decidieron los resentidos por haber sido abandonados.
En el recuento de Maerker nunca hablaron de una parte fundamental que si bien formó parte del éxito priista, fue también el motivo de su descrédito: la manipulación de medios y en particular, el eje que fue Televisa como el gran propagandista del tricolor. Ese matrimonio sí que les dio frutos entre los Díaz Ordaz, los Echeverría, los Jolopos, los De la Madrid.
En un país al que el tricolor llevó a tener mucho más de la mitad de su población en la pobreza y aprovechando su poca cultura y en algunos casos su analfabetismo, el PRI y Televisa se tomaron de la mano para manipular a gusto a lo que el dueño de la televisora identificaba como jodidos.
Porque sí, el dueño de Televisa Emilio Azcárraga Milmo lo dijo con todas sus palabras, él hacía televisión para jodidos, quien quisiera culturizarse o informarse podían leer el Proceso, más menos así es la cita y no podía decir menos llamándose a sí mismo un soldado del PRI.
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Voceros del soldado del PRI. |
De hecho, toda la generación de comúnicólogos de esa época, tanto de Televisa como de la oficial Imevisión, casi en su totalidad siguen siendo activos del tricolor de una otra forma: lo fueron Zabludowsky, Lolita, Ferriz I, Ochoa, lo son Ferriz II, Alazraki, López-Dóriga, José Cárdenas y sus aprendices Curzio, Micha, Ortega... etc...
¿Contaron ese pecado los priistas consultados o los directivos y presentadores de TV ausentes? No.
En la cúspide de culpas omitidas estuvo el descarado consentimiento para Enrique Peña Nieto, cuya candidatura y presidencia fue extraída de los mejores guiones trabajados por Ernesto Alonso o los hermanos Jiménez Pons.
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Presidencia de telenovela. |
Fuera del documental, que no deja de serlo al alimentarse de uno de los archivos más completos de la historia contemporánea de México como es la videoteca de Televisa (no sé si aún guardada en los sótanos del Estadio Azteca) quedan esas descaradas emisiones desde los gobiernos estatales y federal que se hacían desde los 70s y hasta 2018.
Entrevistas con gobernadores, festivales, reuniones en centros turísticos del país, concursos de canto o belleza en sitios estratégicos, mensajes curiosamente extraños en revistas televisivas eran el pan de cada día, pero nunca se hicieron con fines de esparcimiento o franco interés informativo, no, esa carga llevaba factura generosa firmada en tesorerías de todos los estados, aprobadas en gestiones legislativas… eran trámites ordinarios.
¿Contaron en el documental el papel que jugó el show business en anestesiar al mexicano? No, ellos prefirieron cantar Solidaridad desde un set de Televisa.
¿Se habló de ello como causa de la autodestrucción del PRI? ¿Creyeron que la gente no se daba cuenta? Es tonto quien cree que el pueblo es tonto, diría el clásico.
¿Se habló de la guerra sucia? No… ¿Se habló del daño severo y la destrucción de la economía que hoy sigue por debajo de su línea de flotación, no, se abordaron datos sin profundidad, de testimonios de dos o tres personas de los millones que no podían comprar productos básicos. “Se perdieron casa, autos”, citaron por ahí… pero la profundidad del daño, eso no se abordó.
No hablaron de la corrupción y sus personajes eternos parásitos enquistados desde sus sectores, se mencionaron como anécdotas la presencia de Fidel Velázquez, pero no se tocó la esencia de la corrupción sindical y el grave daño que se hizo a la democracia a través del voto corporativo. Pasaron como mariposas menciones a Carlos Romero Deschamps o Carlos Hank González, pero se omitieron otros delincuentes más dañinos, los del cuello blanco.
Hasta Elba Esther Gordillo pasó por un momento como una estrella más, sin autocrítica.
Incluso, se puede concluir que para el documental si en algo pegó la corrupción esta tuvo que ver don el robo al erario y el enriquecimiento ilícito de funcionarios, cuando bien se sabe que la del dinero, es la corrupción más barata.
Salinas hace alarde de que puso a disposición del PRI todos los programas sociales, que en ese entonces no eran obligatorios, sino que eran siempre una máquina electoral muy bien aceitada que sólo tenía recursos, y selectivos, durante las campañas. Y el de Agualeguas lo dijo en una expresión sin pudor: “Lo que hicimos fue volcar la tarea del Gobierno a favor del candidato del PRI (…) y yo incluso personalmente le expresé al candidato Zedillo ‘aprópiate de los programas del Gobierno”. Y Zedillo fue un desastre no sólo para el partido tricolor, sino para el país.
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El inombrable autor del videoclip Solidaridad. |
Fue justo a Salinas a quien se le acabó el mito de la paz social cuando el PRI tuvo que verse en el espejo de Chiapas y el conflicto zapatista, ahí también se acabó esa novela donde infantilizaban a los indígenas.
“Crónica de un fin” carece por completo de la más grave de las corrupciones, es ponerle precio a la Ley en una especie intangible, pero lucrativa. Así, los empresarios y los mismos legisladores, ambos priistas, podían lanzar iniciativas a modo para beneficio propio, así la oligarquía evadía responsabilidades fiscales, laborales, ciudadanas, se hacían de terrenos y recursos, contaminaban, dejaban de pagar, casi esclavizaban.
Y de los priistas, cuántos, habían iniciado con el sueño de ser políticos que “servían” al pueblo para volverse socios discretos de esos empresarios, para después de volverse empresarios o asesores especializados en las leyes que ellos habían diseñado. Su sueño lo hicieron realidad con la falacia de haber "construído las instituciones". No, lo que hicieron siempre fue un esquema de control, así armaron sus sectores, a través de las instituciones... "sus instituciones" repartían migajas.
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Privilegios mutuos. Eco, de Televisa, con Zedillo. |
Y ni se diga la gravísima omisión de cómo el priismo permitió que la delincuencia fuera creciendo hasta volverse incontrolable siempre basada en la irresponsabilidad de los Gobiernos de todos los niveles, en su tiempo, hace unos 50 años, priistas.
Tampoco Maerker tomó las banderas de la irresponsabilidad priista que llevó a millones a decidir migrar y cuyas voces gradualmente fueron creciendo para señalarlo como el responsable.
No se niega la bien hechura documental del trabajo, bien hecha la cronología, la brillantez y el cuidado de imagen y guión, pero fuera de eso, sólo es un trapazo a una mesa llena de lodo.
No dejé de tener una dolorosa nostalgia al ver momentos que padeció México cuando el tobogán fue largo y con una pendiente casi en vertical en los 70s, 80s y 90s… como lo vimos dos o tres generaciones... cómo no estar resentidos.
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Diego, el mismo amigo del priismo hoy que hace 30 años. |
Casi son risibles las declaraciones de personajes como Carlos Salinas, Roberto Madrazo, Pedro Joaquín Coldwell, Emilio Chuayfett, Diego Fernández de Cevallos o Manlio Fabio Beltrones, entre otros soltando una tardía y discreta mea culpa de lo que hicieron, no al país, para su partido. El país nunca les importó.
Y lo mismo es en general para los creadores del documental, que aunque disimulados en otros membretes, nace de la más pura esencia de Televisa, la socia del PRI que bien puede tener aún una sucursal en Chapultepec 18.
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El futuro del PRI. |