lunes, 14 de abril de 2008

Las heridas abiertas


El problema no es el Congreso tomado o la relevancia que tienen las instituciones en México, que está visto, se venden al mejor postor dependiendo de los gobernantes en turno.

No, el problema no es el Frente Amplio Progresista y su radical postura sobre la propiedad del petróleo, que desde hace muchos años dejó de ser de los mexicanos, tampoco el problema es esa aparente violencia que levanta el alarido de la mojigatería panista y priista que defienden las instituciones cuando ellos las manipulan a diestra y siniestra, no, el problema es mayor y viejo. Y tampoco lo han visto con toda su honestidad quienes ahora suspenden las utópicas loables actividades legislativas (inexistentes en México, por supuesto).

El problema es el hartazgo del mexicano, que obviamente encuentra eco en una masa que acuden a las protestas y que se ponen a la orden de líderes como Andrés Manuel López Obrador. Ese es el problema.

Se trata de la vieja posición de los más de 50 mil pobres contra el gobierno que encabeza un grupo de personajes con intereses muy claros.

Particularmente en el tema del petróleo, los ingresos jamás han sido para beneficio del país. Por años, Pemex fue la caja grande del PRI y por supuesto del presidente en turno, fue el gran banco de corrupción para funcionarios y por supuesto, un suculento bocadillo para un sinfín de líderes del sindicato que escalaban puestos que les ofrecía el mismo PRI. A la fecha ocurre, que los líderes del sindicato petrolero se muevan en aguas del gobierno como alcaldes que luego escalan a diputados y diputados que luego escalan a senadores y que viven pegados a esa deliciosa ubre que representa el gobierno y sus simulaciones.

El PAN, como nueva opción de gobierno, es exactamente lo mismo, quizás la diferencia es que no son tan artesanales. Ahora a esas mismas actividades les aplican técnicas o procesos, se administra pero con el mismo objetivo. Son varias las acusaciones hacia el PAN-Gobierno que ponen a Pemex como el gran benefactor. Acusaciones que como en los tiempos del PRI se diluyen o se bloquean con labor leguleya. Hoy, el secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño está en un banquillo de acusados del que no se ha podido bajar.

Entonces, un poquito que se mueva el avispero va a desatar esas "horribles" actividades que bloquean la labor legislativa, cuyos beneficios jamás se ven.

Pero esta apenas es una parte de la puntita del iceberg. Los panistas parecen olvidar y los medios electrónicos lo soslayan, que en 2006 se vivió un proceso lleno de lodo que abrió muchas heridas. Heridas profundas que empresarios y hoy gobernantes dejaron abiertas y llenaron de cal y cuánta cosa ardiera con tal de ganar.

Esas heridas apenas son tocadas y desatan un encono que no debería extrañar al gobierno panista, y mucho menos a los medios de comunicación, que con singular alegría hacen señalamientos contra aquellos que minimizan y mandan al diablo a las instituciones. ¿Cuánto respeto realmente merecen esas instituciones desde el punto de vista del perdedor y un poquito de honestidad de parte del ganador?


Cargamento no espera que la toma del Congreso genere mayor inquietud en el país, pero con frialdad, ¿qué pasaría si el FAP no hubiera tomado las tribunas y de repente México quedara sin Congreso?... ¿realmente está sirviendo de algo la labor legislativa o sólo sirve para autorizar viajes al presidente?... ¿realmente son necesarios tantos legisladores para escrutar y modificar leyes y reglamentos que rigen la vida de papeles del país? ¿Sirven realmente otras instituciones como el Poder Judicial y el Ejecutivo?

Por ahora, la gente actúa, además del hartazgo, por una razón visible que comenzó con las elecciones del 2006. La herida que abrió el PAN echándole lodo a la elección sigue abierta.

Jugar sucio, como lo hizo el PAN, Calderón por supuesto y líderes empresariales que adviertieron con énfasis que López Obrador no debía llegar a la Presidencia, trae consecuencias que siguen, no sólo rondando al Congreso, sino al país entero.

Se dijo en su momento, eran medidas innecesarias para quienes se jactaban de poner la democracia como ejemplo de vida, cuando siempre fue evidente que panistas y priistas, y no dudo que perredistas, se manejen con una sola bandera, el beneficio personal y de grupo.

El mexicano sólo ve, y sigue esperando héroes aunque se equivoquen, tanto los mexicanos como los héroes.