lunes, 13 de febrero de 2012

De la expresión a la exhibición sólo hay un paso...

¿Libertad para expresarte o libertad para exhibir?



Luego de ver el video donde el padre, responde al reclamo de su hija vía YouTube-Facebook, es más fácil explicar las diferencias que existen entre la libertad para expresarse y la libertad para exhibir...

El caso de una chica, y de cientos de chicos que manifiestan sus quejas, justificadas e injustificadas en las redes sociales, sirven para un ejemplo mayor, la simple inconformidad de hombres y mujeres en Twitter, Facebook y otros espacios.

Usamos las redes con mayor o menor mesura, intentamos denunciar, pero la gran mayoría de nuestras quejas se quedan como en una gran plaza donde gritar no sirve de nada, evidenciando en la web 2.0 una valentía que no aterrizamos como realidad en la vida 1.0...

El caso es que las redes son un espacio que se está confundiendo entre ser de expresión, donde uno puede decir lo que nos dé la gana, y quienes, sin medir consecuencia, lo usan como un espacio para exhibir, por encima de las instancias correspondientes.

Esto último va por aquellos que en el afán de parecer "paladines" de la justicia o bravucones, les da por exhibir lo que ocurre en su hogar, sus trabajos y no acuden con el jefe responsable de su queja o el departamento de recursos humanos para dar punto final, o al menos intentarlo, a su problema.

Hice un ejercicio básico, escribí en las búsquedas de Twitter la palabra "jefe" y me encontré este pequeño listado de frases de usuarios.
  • "No soy 'El secretario' de mi jefe... Ok?"
  • "Odio a mi jefe es un tarado."
  • "Por q la gente tiene q arrastrarse con el jefe eso no va conmigo"
  • "Bueno empezó mi #lunesimproductivo es importante saber que mi jefe ni nadie de la esc. tiene TW, sino voy muerto"
  • "Necesito unas vacaciones va la madre! Y solo me las dan cuando a mi jefe le de la gana"
  • "Cuando ya te vas y solo escuchas atu jefe ya te vas?? #PalabrasQueTeArruinanElDia"
  • "#PalabrasQueTeArruinanElDia cuando tu jefe dice: vengan a mi oficina...."
  • "En el pais de los mediocres, el jefe es el rey"
  • "Es oficial, odio a mi jefe"
  • "Tengo ganas de embarrarme los dientes de chocolate e irle a sonreír a mi jefe."
Quizás las personas que emitieron estas opiniones (cuyos nombres me reservo, porque no los voy a exhibir, ¿verdad?) estén muy seguras de que su "jefe", efectivamente no leerá el comentario en Twitter por ser un "atrasado tecnológico". Han usado la libertad de expresión, sí, ¡qué bien!... pero, también la de exhibición, o al menos intentaron exhibir una frustración que bien podría salvarse cruzando una puerta... la de la oficina del "jefe", o cruzando la puerta a la calle, renunciando de una vez.

El caso se repite en proporciones mayores cuando la queja es contra la empresa. Es común también denostar a la empresa para la que trabajan, señalar debilidades públicamente, cuestionan públicamente la ética del negocio que los contrata o simplemente exhiben que son capaces de engañar a la entidad que les paga un sueldo.

Triste lealtad la de estos últimos.

El comportamiento de estos trabajadores sólo están acelerando un proceso que va a llegar las leyes y a los reglamentos de trabajo. La exhibición de problemas internos será sancionado tarde o temprano y nuevemente veremos que esa pequeña perturbación en "la mátrix" se desvanecerá para dejar el camino libre, nuevamente a una "sana" libertad de expresión.

Aquí, hay que hacer un par de aclaraciones importantes en el sentido de la exhibición.

La primera. Esto no aplica para aquellos que han exhibido cuestiones de inseguridad y que trágicamente la violencia tocó a su puerta. No... esos casos no aplican porque la exhibición de delincuentes tenía un fin de servicio.

La segunda. Un fragmento de la población usa las redes con fines de reclamo social hartos de la corrupción, el engaño y el derroche de los gobernantes y políticos, estos usuarios exhiben una clase de delincuentes a quienes no llega el "brazo de la ley", estos usuarios pagan mediante impuestos por el trabajo de las autoridades, que ya pretenden callar a twitteros y facebookeros mediante argucias legaloides. Lo curioso del caso es que quienes lanzan las iniciativas, no terminan por entender lo que pretenden regular.

Por último. ¿Qué tal que a estos inconformes e ingenuos sufrieran lo que la chica del video?¿Y qué tal que la empresa los boletinara por sus errores, tanto entre el gremio profesional, en blogs, cuentas Twitter o Face? ¿Estaría interesante no? "Con la vara que midas serás medido", dice el refrán religioso. (Y ahí estarían a mano, dado que la Ley Federal del Trabajo, que necesita de una reformada mayor, no dice nada de las "redes").